Desde el 1 DE SEPTIEMBRE DE 2012 hemos venido celebrando en numerosos pueblos y ciudades del planeta, las lecturas solidarias "ESCRITORES POR CIUDAD JUÁREZ".

Estas lecturas están convocadas en solidaridad con Ciudad Juárez, en representación de todo el pueblo de México y por extensión de cualquier otro rincón del planeta donde el miedo, consecuencia última de la violencia, es utilizado para imponer la voluntad y los intereses de los grupos de poder sobre los derechos y la dignidad de los pueblos y los ciudadanos.

En nombre del colectivo Escritores por Ciudad Juárez continuamos con esta llamada a la solidaridad y la movilización. Quienes lo deseen pueden remitirnos sus poemas o textos, alusivos al conflicto que padece Ciudad Juárez, que serán colgados en este blog y posteriormente utilizados en cuantos proyectos y publicaciones decidan los organizadores de las lecturas solidarias. Las colaboraciones serán colgadas como entradas, con el nombre del autor o autora, junto al nombre de la ciudad de donde nos escriben. Y cada nueva colaboración del mismo autor o autora será añadida a la primera de sus colaboraciones.

Dirección de contacto: poemasporciudadjuarez@hotmail.es

martes, 16 de septiembre de 2014

CARLOS BOVES, Getafe, Madrid

PESADILLA EN CIUDAD JUAREZ 


La sangre balbucea una nana de sombras
a las viejas niñas de vagina suturada
mientras las ratas horadan la conciencia
y salen a vendimiar los vecinos asesinos.

Un bosque de cruces, un osario de lamentos.
El canto quedo de los niños ahogados.

¡Qué gritan los espejos rotos del paisaje!
Ciudad Juárez, Ciudad Juárez, Ciudad Juárez.

Sangre que dibuja el roto encaje del miedo.
Mujeres mitad ave, mitad flor.

La luna juega al escondite con las cruces
para burlar la muerte mientras los perros
ladran su angustia a las hojas de otoño.

Los montes pelados imploran vanamente al sol.

El hombre sin ojos, armado de estilete,
pinta flores rojas en los cuerpos femeninos.
Las cifras se musitan como cuentas de rosario.
Matanza de ángeles con la luz del alba.

Vamos, cava al pié de la cruz negra
labrada sobre la tapia del cementerio.
Es la noche del ajuste de cuentas.
¡Quieto! ¡Quién llama!

El amargo llorar de una niña
aferrada al osito de serrín.

Pero vendrá el tiempo de tu boca.
Entonces, en los dedos
florecerán de nuevo las caricias
sobre los cadáveres de piedra pómez.

Como corceles desbocados,
los sentimientos recuperarán su sentido.
Y la lógica cerrará su puño enérgico
apaciguando los odios sempiternos
para que las mariposas puedan, una vez más,
dibujar los colores del cielo.


Carlos Boves

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