Desde el 1 DE SEPTIEMBRE DE 2012 hemos venido celebrando en numerosos pueblos y ciudades del planeta, las lecturas solidarias "ESCRITORES POR CIUDAD JUÁREZ".

Estas lecturas están convocadas en solidaridad con Ciudad Juárez, en representación de todo el pueblo de México y por extensión de cualquier otro rincón del planeta donde el miedo, consecuencia última de la violencia, es utilizado para imponer la voluntad y los intereses de los grupos de poder sobre los derechos y la dignidad de los pueblos y los ciudadanos.

En nombre del colectivo Escritores por Ciudad Juárez continuamos con esta llamada a la solidaridad y la movilización. Quienes lo deseen pueden remitirnos sus poemas o textos, alusivos al conflicto que padece Ciudad Juárez, que serán colgados en este blog y posteriormente utilizados en cuantos proyectos y publicaciones decidan los organizadores de las lecturas solidarias. Las colaboraciones serán colgadas como entradas, con el nombre del autor o autora, junto al nombre de la ciudad de donde nos escriben. Y cada nueva colaboración del mismo autor o autora será añadida a la primera de sus colaboraciones.

Dirección de contacto: poemasporciudadjuarez@hotmail.es

martes, 16 de septiembre de 2014

PURIFICACIÓN CLAVER GARCÍA, Badajoz, Extremadura

NO SÉ ESCRIBIR POEMAS 


En Ciudad Juárez los poetas escriben sonetos de paz,
de amor y de muerte.
La inocencia y la belleza han sido masacradas.
El poeta llora su impotencia a luz de una lámpara cómplice,
mientras un poema se derrama clamando justicia.
JUSTICIA para las jóvenes víctimas juarenses.

Yo no sé escribir poemas, pero no quiero olvidarlas.
¡Qué puedo decir de ellas! Tanto se ha dicho,
tanto se ha escrito, tanto se ha denunciado…

Las Lomas están repletas de cruces rosadas,
cruces para no olvidarlas.
Cruces y más cruces y la maldad sin cerco,
sin cadenas y sin alma.

Quiero escribir de paz y se me cruza una sombra oscura,
Una sombra macilenta que ronda cerca de la frontera.
No sé endulzar el tormento de esas madres apenadas.
Solo me sale un grito, un suspiro y una pregunta.
¿Porqué?

Ciudad Juárez me gusta, cuando no hay sombras malvadas.
Juárez de corridos y mariachis, el de Negrete y Acebes.
El de Chavela y la Granda.

No sé escribir un poema de la zona machacada.
¡La pena vive en Las Lomas! La justicia está lejana.
No, no sé escribir poemas solo este grito que clama…



MARIBEL BAZAGA, Badajoz, Extremadura

CIUDAD JUÁREZ SE DESANGRA 


Llevas la muerte tatuada
y te enorgulleces de ello.
Tus herramientas de trabajo
la pistola, el cuchillo y el fuego.

Son tus útiles diarios
para construir la tristeza
dejando cientos de muertos
por donde tus pies pasean.

Tus manos no saben de arte,
tus manos no queman incienso,
tus manos manchadas de sangre,
tus manos, con olor a muerto.

¿Qué piensas, si tienes hijos,
cuándo los colmas de besos?
¿Qué haces, con esas madres
a quienes les robas el sueño?

vendedor de fantasías envenenadas
de caballos de fuego infernales
por mundos inertes y vacios,
tumba para los mortales.

La Luna, cuando el Sol se esconde,
va llorando de tristeza
viendo, como un Pueblo se desangra
y se destruyen familias enteras.

Ya no puede salir a la calle
la niña que antes jugaba
porque una mano de hielo
le puede congelar el alma.

¡Oh!, bella tierra de ultramar
¡Qué pena de Ciudad Juárez!
Aunque estés tan lejos como estás.

Me siento parte de tu gente
como Extremeña que soy.
Las sangres que se mezclaron antaño
las estamos compartiendo hoy.


Mª CARMEN ARANDA, Badajoz, Extremadura

Silencio en Ciudad Juárez 




Y la noche dejó paso al alba de la madrugada,
cuando María, Daniela, Cristal y otras muchas más,
abrieron sus ojos a la tímida luz de la mañana.

Era tan difícil luchar.
Enajenación y locura rodeaban el lugar.
No podían, ni siquiera imaginar el miedo.

Fue, un simple cromosoma lo que las sentenció,
siendo maltratadas de por vida,
ávidas al fino chuchillo de la ira y cobardía.
Hombres impotentes, vestidos de hiel, protegidos por capas de hielo, fríos e inertes.

-Y ellas gritaban-:
¡Señores del mundo, ustedes que pueden, hagan algo, paren esto!

Sus gritos rasgaron la noche surgiendo finos girones de silencio.
El alba se había marchado y la noche se adueñó del miedo.

Mañana, María ya no abrirá sus ojos a la tímida luz de un fugaz lucero. María, ya no será acariciada por el suave beso del cálido viento.

Mañana, sólo quedará su recuerdo custodiado por un nombre:
“el del silencio”

JULIA CORTÉS, Badajoz, Extremadura

MUJERES DESECHABLES 


Como pañuelos usados
tras sonarse la violencia
y eyaculado el infierno,
el beso de la muerte torna
el color juventud en ceniciento.

Pájaros que huyeron de la jaula del hambre
encandilados por inciertos espejismos,
no contaron con la sinrazón
de cazadores furtivos.

Arrancaron los ojos a la justicia,
taponaron sus oídos,
la oscuridad y el silencio
son los únicos testigos.



Ni una muerta más, Susana,
y acabaron contigo
mas no podrán con todas
acabaremos con el machismo.

JOSE MANUEL VIVAS HERNÁNDEZ, Badajoz, Extremadura

Los nombres de la herida 


Hay mujeres que escriben
sobre lo necesario,
lo pretérito, lo occipital,
el tuétano de los huesos,
la intransigencia de los torturadores,
las alas partidas de los pájaros.

Y una mujer en concreto,
esa mujer que aparece
enredada entre los edificios,
en las calles que atraviesan
ríos de gente que grita,
se revela, se aposta contra las sombras,
delata a los verdugos.

Esa mujer que siempre se desnuda
como quién se desviste de hules
o se descalza de sapos.

Esa mujer, en especial esa mujer,
sí, esa precisamente,
tiene la potestad de alumbrar
en cada segundo y en cada poro de la tierra
todas las luces de todos los hombres que la buscan,
de todos los niños que se perdieron alguna vez
entre las mujeres que siempre escriben,
que no cejan en la palabra y el grito,
porque conocen del agrio sabor de la vida,
los reductos insalvables de la rebelión.



JOSÉ MANUEL FERRERA BOZA, Badajoz, Extremadura

(Andas tú) 


Andas tú, ciudad Juárez
con una cruz que sangra en cada mano
¡Mil navajas clavadas,
mil alfileres,
en cada letra que compone tu nombre!
¡Tus mujeres lloran!
miles de corazones gritan y lloran
la justicia que silencian tus hombres,
Justicia que no ve
la explotación y la muerte
de esas niñas indefensas
que se negaron y revelan
contra el mal trato,
¡La explotación sexual y en el trabajo!
Andas tú, ciudad Juárez,
en mi boca,
en mis pensamientos;
y me duele, y la pena me embarga
por esas injusticias…
¡Y voy a levantar la voz!
¡Voy a protestar de nuevo y siempre
Hasta que tus jueces y tus policías
¡Pongan más atención! 


Badajoz a tanto de tantos

-Juárez 2014-

JOSE FÉLIX SÁNCHEZ-SATRÚSTEGUI FERNÁNDEZ, Badajoz, Extremadura

ALBORADA DE PAZ 


Nancy desafía la mañana tórrida
que gratina las calles ardorosas
con un barniz de indolencia.
Sale en busca de un trabajo tangible
y se torna intangible.
Su madre construye una esfera grande,
metáfora de un mundo que quiere resucitar,
la pinta de verde ilusión,
la engalana con guirnaldas de vida y oro;
la preside su retrato, que es súplica desesperada
frente a la ausencia.
Cientos de fotos de desaparecidas cuelgan de los árboles
como fruta aún sin madurar
que se resiste a caer al suelo, que es olvido.
Heroica Ciudad Juárez de la Revolución, Paso del Norte,
cárcava de tantas mujeres heroicas,
repudia esas ráfagas de terror,
no permitas que los cínicos
le llamen paz a esconder las balas,
a ignorar los muertos,
que le llamen conciliación a la impunidad.


Pero hoy es una mañana clara,
tu frontera, las fronteras amanecen
en huelga de alambres caídos,
se convierten en membranas porosas
para que las crucen culturas, gentes y anhelos.
Hoy es una mañana de cielo azul y verso
que busca la sonrisa y el retorno
de las nuestras, porque ellas también son nuestras.
Por eso hoy quiero entonar un himno de esperanza
y lucha contra la crueldad y la injusticia,
por eso hoy canto esta alborada de paz.



5 de septiembre de 2014

CLARA BLAZQUEZ, Badajoz, Extremadura

NIÑA JUAREZ 

A la nanita nana,niña Juárez, 
te violaron de noche
cuando soñabas con vestir
las estrellas de azul y plata
o besar a aquel joven galán
que te rondaba.
Oh que nube de angustia
hay en el aire; tu madre de rodillas al Cielo clama!
Por los campos de sangre
corre una copl
a que llora por tus risas
como meciéndote
en cuna de caricias
recién truncadas;
que añora pan caliente
de madre libre
mirando como juegas
 por la ventana
 y un abuelo que cuente
 como atardece
 a la luz de penumbras
 cuentos de hadas.

Dime quien puso nubes
en tus pupilas
a ese sol de futuro
que columpiabas,
quien marchito las flores
en tu mochila, quien destruyo
tu alma con su metralla.

Te has quedado tendid
a sobre la tierra
como una flor sangrante
recién violadas
Un ángel de silencio
vela tu muerte
y un mundo de injusticias
hiela tu alma.

A la nanita nana, niña Juárez
besa el Cielo tus sueños,
la tierra calla. 

ANTONIA CERRATO, Badajoz, Extramadura

MI PRINCESA ALTIVA 


A todas esas hijas de Ciudad Juárez que no volvieron. 


Como espina de cactus sobre los párpados,
esta espera por verte frente a la puerta
no importa si ángel o fantasma,
tú, mi princesa altiva.

Porque ha chillado el quetzal,
y se ha inflado la serpiente en los berrocales…
mas tú no llegas
y yo no sé dónde buscarte.

Porque en las pestañas,
el aguijón de un sudario
se quema entre mis lágrimas
y no le queda más horizonte a mis ojos
que el furtivo beso de tu sonrisa.

Pero tú no llegas, mi princesa altiva,
¡pero tú no llegas...!


Es como si la muerte
se calzara tus zapatos blancos
y convertida en cera,
nos retase a olvidarte
a la trémula luz de esta vela
que se parece algo a la esperanza.

Pero tú no llegas.

Ni pensar quiero
que te irás descalza
sobre los guijarros de la injusticia
o que tus pendientes de obsidiana
los robará el alebrije
para ofrendarlos a la lujuria
y que la arena
moldeará y esconderá sus rosas
en tu pelo ya sin color.


¿Por qué no llegas?,
¿por qué no llegas...?

Sea pues esta noche
la guadaña que coseche mi alegría,
fosa de mi luto y mi pavor
donde la vida se torne en el más cruel de los espejismos.

¡Sea!

Pero yo jamás dejaré de esperarte,
mi princesa altiva,
yo, jamás dejaré de esperarte. 



Mazagón 28 de Agosto de 2014

MARIBEL RODRÍGUEZ, Badajoz, Extrenadura

EL ATAÚD VIVO 


Este ataúd está vivo.
De su madera mana sangre.
En su vacía oquedad, la espera
La espera por un llanto seco.
Por los labios salados de una sirena que perdió el camino de vuelta.
Por la noche, tres ventanas abiertas te buscan y alumbran con velas,
Un camino que no se recorre, una vuelta que no llega.
Una vuelta con más de mil nombres
Con nombres de sirena: María, Marta, Ana, Lucía
Hermana, madre, hija, nieta
Este ataúd está vivo, clama por tu vida y tu muerte.
Clama por vergüenza.
Vergüenza vacía, seca y desesperanzada
Sin esperanza de dejar de ser vergüenza
Hace años que espera.
Este ataúd vivo de pena, vivo de angustia, de rabia sincera.
Te llama, amor mío, te brinda descanso, hermosa sirena.
No dará justicia, ni templanza
Pero al menos, sabremos donde llorar los huesos que amamos
Este ataúd no debería estar vivo ni vacio, ni tú perdida ahí fuera.


AMALIA MANGAS DURÁN, Badajoz, Extremadura

FEMINICIDIOS EN CIUDAD JUÁREZ 

Páginas escritas cada día sin nombres
sobre la tragedia mortal del silencio
por felinos hambrientos de candidez,
inundando al mundo de desprecio.

Abandonan en las calles o entre escombros
ese cuerpo sin vida, que violaron sin clemencia,
¿el pecado? ser mujer y nacer en el infortunio
de un cielo gris marcado por la impotencia.

Impunidad insolente del poder desmedido
cubriendo de negro crespón las moradas
y un mutismo absoluto que cómplice
vomita muerte en cascadas.

Gritos de sangre volatiza el desierto
cubriendo un cielo azul de nubarrones
que convierten en tormenta la esperanza
de miles de mujeres y sus ilusiones.

Velas encendidas lacerantes sumergen
al dolor intenso que destroza el alma
rompiendo palabras con filo de sables,
y el rezo en los labios de una madre clama. 



Agosto de 2014

CRISTOBAL LÓPEZ DE LA MANZANARA, Getafe, Madrid

SIEMPRE HAY UNA MUJER 


Hay una mujer tirada durante siglos
al cabo de la calle.
Da igual el arco del paralelo donde chorree
con su sangre y todo.
Su cabeza puesta en el filo de un canto
al cabo de la calle
con el paraguas en el pubis
para que no se note como llovizna
el carmín de la tristeza.
Siempre hay una mujer tirada
en la apotema de un polígono
con maquilas de celulosa
para limpiar al fin y al cabo la calle
junto a los labios
por donde empieza la ablación
a enmudecer. 

CARMEN CRESPO, Getafe, Madrid

mirad su cuerpo el azufre rojo fecundando entre
los dientes mirad los estambres las ortigas los
ruidos creciendo como husos afilados como
ampollas inflamadas donde no hay espejos donde
sólo rastrojos que incendiar escuchad su hálito su
rastro lúcido y frágil eco titilante hundiéndose
serpenteando mudo entre secretas lucernarias
entre ocultas lápidas de heno y sal 



[Ciudad Juárez]


ANGELES CHOZAS, Getafe, Madrid

NOTICIA 

Solo tiene dieciocho años,
Vengo enseguida mama, cinco minutos.

El frío recorre los portales
en los atardeceres,
las farolas parpadean
y el reloj duda como seguir adelante.

De sus guaridas salen a la superficie
los jóvenes instintos,
dejando un rastro de vómito y sangre.

Sombras, cuchicheos, sollozos.
Nada.

Los perros rastrean entre los juncos
De las aguas oscuras de los ríos.

Solo tenía dieciocho jóvenes instintos.


MANUEL ROMERO, Getafe, Madrid

CIUDAD JUÁREZ 

Antes de que el tequila fuese,
juego de sombras constantes
del zopilote.
El virrey refresca los pies en Río Bravo;
en el tahalí, el crucifijo con la espada.
Luego predicó, gritó, gritó
hasta que la boca le supo a sangre.
Escupió un cuajarón y dijo: este es el sitio, maldita sea.
Allí se levantó la misión, después la catedral,
poco a poco el pueblo iba creciendo de adobe
con indios mansos en esta ribera del Río Bravo.
El Paso Norte. Cuarteles de pólvora y hambruna,
concordia en la gente buena; lucha por la libertad,
hermosa ciudad se fue haciendo el Paso Norte ¡que viva México¡
La pólvora, la hambruna, las pistolas
disparando a la paloma de la paz.
hermosa tierra que quiere vivir sin miedo
pero los zopilotes, pero los zopilotes…
Hermosa ciudad de gente buena
a la que violan gallos asesinos con facundia de kikirikí. Dice una leyenda que el quetzal solía cantar melodiosamente antes de la conquista española, se ha mantenido callado después, pero cantará otra vez cuando la tierra esté libre de verdad.
A vosotras que dais las vidas
este poema sin fin con el vuelo quetzal de la esperanza.

MATÍAS MUÑOZ, Getafe, Madrid

TRÍPTICO PARA CIUDAD JUÁREZ 

I

Quieres, ahora,
pronunciar palabras que salven
y sientes en el pecho
todo el peso
del tiempo en que callaste:
losa de silencio
sobre la fosa común
que es la frontera. 


II

Sicario,
cuídate de las palabras.
Si no acabó contigo
tu hermano;
si te libraste del disparo,
del puñal
o de la soga.
Si quien te paga
aún no ha decidido
la hora de tu muerte,
has de saber
que no te librarás de las palabras.
Se acerca el día.
Ya pasean las calles,
suben al autobús,
toman las plazas.
La ciudad resucita.
Los muertos alzan la voz.
Se desvanece
la sombra del silencio. 


III

Con paciencia de pendolista
rotulan sobre tablas
los nombres de los muertos.

Nunca más el silencio
que condena al olvido,
que origina la infamia.

Los nombres así escritos
son oasis:
renuevos de la vida
en medio de la muerte. 





COTIDIANA 



Justo al arrancarle un brazo
al último cadáver
se salpicó de sangre la camisa.
También el pantalón
pero muy poco.
Se lavó las manos
y aunque era tarde
se entretuvo aún
en tomar en el bar
su trago favorito.
Llegó a su casa tarde,
la mujer dormía.
Se desnudó despacio:
no vaya a despertarse,
pensó,
y vea la camisa.



Septiembre 2014

EZEQUÍAS BLANCO, Getafe, Madrid

qué modo de llevarlo
-así como quien no quiere la cosa-
ser poeta: un conviviente más
coronado de bóvedas
y qué hacer con las cimbras
y las canas del corazón …
o con los arcos-flecha y la montera
o los denarios de los judas…
-cago en la hostiana madrina-
si yo no estoy aquí
estoy en Ciudad Juárez
-hay otro modo de llevarlo…-
donde quiera que esté
allí leo en los ojos de los gatos
y en el sacrificio de las vísceras
la plata sucia y turbia
el fogonazo de los aforismos.

LOLA MENDOZA, Getafe, Madrid

La línea fronteriza 



Quizás ellas miraron el cielo entre la arena
antes que el firmamento se parase,
desde la congelada línea fronteriza
la noche enseñaba un zapato,
un trozo de vestido.
.
Vi cuerpos hinchados
en las playas de Italia,
llegaron del desierto húmedo
como una marea de medusas,
otros caminaban con abundantes floraciones
de heridas abiertas.

En la frontera del desierto de México
las torturadas cruces
me recuerdan al niño muerto
con el tiro de gracia.




Agosto/14

LAURA PARRA RODRIGUEZ, Cali, Colombia

Mac al estilo Juárez 


Vi la promo’ de “Pueblo Fantasma”,
¿aludirá a la sórdida calle que atravieso a las 3 de la mañana?
Llevo “Fábrica” por el afán de tener
Voy “Sonámbula” con las nuevas sombras
compro “a la deriva” y otros cosméticos “MAC colección Juárez”
y no luzco más bella.
Me lo habían prometido.
Las modelos que he visto, monas y pálidas, desfilando en la tele’
ocultan las mestizas: ¿No existimos?
Nos están empolvando.
Me han prometido la belleza y el éxito
Y apenas si existimos detrás de los escaparates;
trabajamos hasta tarde en la maquila.
Han decidido restarnos por las noches.
¿Cuántas colecciones MAC inspiraremos?
Han sacado los tonos de la muerte.
Ahora somos 3948 mujeres menos.
Ni el rubor ni el rimel ni las sombras las destacan:
En la pasarela de la morgue las están desmaquillando.


CARLOS BOVES, Getafe, Madrid

PESADILLA EN CIUDAD JUAREZ 


La sangre balbucea una nana de sombras
a las viejas niñas de vagina suturada
mientras las ratas horadan la conciencia
y salen a vendimiar los vecinos asesinos.

Un bosque de cruces, un osario de lamentos.
El canto quedo de los niños ahogados.

¡Qué gritan los espejos rotos del paisaje!
Ciudad Juárez, Ciudad Juárez, Ciudad Juárez.

Sangre que dibuja el roto encaje del miedo.
Mujeres mitad ave, mitad flor.

La luna juega al escondite con las cruces
para burlar la muerte mientras los perros
ladran su angustia a las hojas de otoño.

Los montes pelados imploran vanamente al sol.

El hombre sin ojos, armado de estilete,
pinta flores rojas en los cuerpos femeninos.
Las cifras se musitan como cuentas de rosario.
Matanza de ángeles con la luz del alba.

Vamos, cava al pié de la cruz negra
labrada sobre la tapia del cementerio.
Es la noche del ajuste de cuentas.
¡Quieto! ¡Quién llama!

El amargo llorar de una niña
aferrada al osito de serrín.

Pero vendrá el tiempo de tu boca.
Entonces, en los dedos
florecerán de nuevo las caricias
sobre los cadáveres de piedra pómez.

Como corceles desbocados,
los sentimientos recuperarán su sentido.
Y la lógica cerrará su puño enérgico
apaciguando los odios sempiternos
para que las mariposas puedan, una vez más,
dibujar los colores del cielo.


Carlos Boves

MARÍA VALLE, Mérida, Extremadura

CIUDAD JUÁREZ 



La aurora despierta mortecina.
Otra vez está de luto el día.
El sol pareciera velado por grises imposibles.
Rastros de lirios marchitados en recodos .

La lozanía va palideciendo a cada hora,
para dar paso a una tez atenazada.
Nadie sabe qué ocurrirá hoy, ni a quién.
Y, en llegando la noche, el alma se amedranta

En el aire resuenan alaridos de dolor.
Como si fuera la melodía incansable del lugar
un sonido que se escucha en el alma,
el clamor de tantas niñas muertas
Antes, y con saña, maltratadas, violadas y heridas .

Con un fin indeterminado, donde,
amparados en la noche oscura,
los feminicidas desfogan sus locuras
quizás impelidos por la droga o
por, no se sabe cuales, aviesas intenciones.

Este es, hoy, mi grito de mujer;
exigiendo compromiso al Gobierno de México
para que, de una vez,
el feminicidio en Ciudad Juárez
deje de ser un deporte.



MARÍA CAÑAS y RAFA FLEITA, Mérida, Extremadura


LUNA ROJA 

Llora, luna, llora:
una más ha muerto
en tu Juárez natal.

Las flores blancas mecen
Los nombres de tus hijas
en bellas cruces rosas.

Son semillas de paz
llevadas por la brisa
en perlas relucientes.

Llora, luna, roja:
cunas rotas llevan
a tu Juárez mortal.

Fueron matadas ayer
a manos de fríos hombres
por sus cuerpos de mujer.

Las rojas playas sufren
recordando a las niñas
que esclavas sobreviven.

Gime, luna, gime:
acabe esta locura
de muerte y dolor.

Renazca la nobleza
en tu última presencia:
flores de olivos verdes.

Unidos rescatemos
a niños olvidados
y jóvenes perdidos.

Brilla, luna, brilla
Vuelva la esperanza
y reviva la fe.

Grita, luna, grita:
¡Ni una muerta más!
¡Ni una muerta más! 

 (CONVERTIDA EN CANCIṔON POR RAFA FLEITA)

LUNA ROJA
Dedicado a Susana Chávez

Llora, luna, llora:
una más ha muerto
en tu Juárez natal.

Las flores blancas mecen
Los nombres de tus hijas
en bellas cruces rosas.

Son semillas de paz
llevadas por la brisa
en perlas relucientes.

Llora, luna, roja:
cunas rotas llevan
a tu Juárez mortal.

Fueron matadas ayer
a manos de fríos hombres
por sus cuerpos de mujer.

Las rojas playas sufren
recordando a las niñas
que esclavas sobreviven.

Gime, luna, gime:
acabe esta locura
de muerte y dolor.

Renazca la nobleza
en tu última presencia:
flores de olivos verdes.

Unidos rescatemos
a niños olvidados
y jóvenes perdidos.

Brilla, luna, brilla
Vuelva la esperanza
y reviva la fe.

Grita, luna, grita:
¡Ni una muerta más!
¡Ni una muerta más! 


Badajoz, 24 de septiembre de 2013

MANUEL HURTADO FADRIQUE, Mérida, Extremadura

El Poder y los mercados. 


Nos adelgazan la esperanza
hasta quedarla como hondón de aguja,
rompiendo todos nuestros sueños
como si de figuras de barro se tratara.

En este tiempo de trepidantes cambios y adioses
a tantas conquistas que han costado siglos,
vivimos al ritmo del Decreto-Ley,
-sucios y enmarañados papeles
rubricados por manos impregnadas
de extraños intereses-

Sólo dejan gotear las heridas
de un pueblo que malvive
con un futuro incierto
y sin apenas ilusión.

Se equivocan aquellos
que sólo luchan
por el vil metal,
-divinidad que hoy globaliza la Tierra-,
que importa más que el ser humano,
donde una inmensa minoría
degrada a la totalidad
imponiendo sus criterios.

… Por desgracia,
la Historia se repite
una vez más. 




Mérida, 12 de diciembre de 2013.

Mª JOSE FERNÁNDEZ SÁNCHEZ, Mérida, Extremadura




Extrarradio
(a los enfermos sin techo, sin hogar... sin esperanza) 

En el extrarradio no hay más horizonte
que una ducha, una cama o un plato de sopa;
aunque, en él, tampoco se está tranquilo, pues, se
raptan las esquinas, se sortean los lugares
y se domina la basura más escogida.

Voy al extrarradio porque me abruma la tisis, TBC.
Los impuestos me han decapitado; me he quedado sin mi casa;
mi mujer me ha abandonado por borracho, por violento...;
mis hijos me echan en cara que me gasto en vino
lo que ellos necesitan para zapatillas..., y yo les digo
que es gratis correr por la vida a pierna suelta:
y el mejor de los deportes.

Al extrarradio, voy al extrarradio:
allí me entenderán; me ofrecerán su confianza
ya que padezco lo mismo que ellos;
más, que eso: me encuentro sucio, enfermo,
en un mundo hermético, salvaje;
en el veo que no me queda más opción:
dirigirme al extrarradio más alejado llamado:
El extrarradio del extrarradio,
donde poder dormir tranquilo,
envuelto entre cartones al calor del cajero.

Y en esta aniquilación de conciencia me hallo.
Desde aquí, percibo la vida envuelta en una extraña hipocresía,
a través de los cristales.
Me sucede cuándo el mundo viene a despertarme
y se mueve por dinero.
Yo, el cajero, lo vengo a ocupar por el aire acondicionado,
porque en la calle, pura lluvia, ni a un perro socorren, y,
a patadas, le recuerdan el cobijo.

Voy al extrarradio del extrarradio más alejado;
donde no me oigan toser o vomitar;
donde no dé náuseas a los ojos de los orgullosos;
pero, en él hallo al chucho más hambriento
que se ha acercado a lamerme las manos:
Cree que soy su hueso añejo, el de antaño,
y, tú, sin nada que ofrecerle, derramado en el ¿ol
vi
do?
...te dejas comer el corazón. 















Puta, pero honrá 
A la violencia machista


Me he hecho puta porque apenas como;
mi hijos, de padres de la calle,
dependen, como yo, del catre, para saciar el hambre.
Duermo en las esquinas y practico el duro oficio, cuando me dejan.

Soy gitana ¡a mucha honra!
y buscona porque no me restan sueños;
tan sólo pienso en comer a lo grande y a lo ancho;
estar tó el santo día tranquila, a la pata la llana...

pero, el chulo me mortifica: quiere más parné,
y yo le digo, que yo no doy más de sí,
que la cosa está muy mala; que se las busque con otra.

“No es tan fácil, monina, –va y me dice–
la habitación hay que pagarla y, a vosotros, no os mantiene el aire”.
Y yo le digo: “pues, quién te mantiene a ti ¡cacho cabrón...!”
Y va y me pega: me jura que me mata si no trabajo.

Enfrente está el espejo:
me veo llorando, espantosa, y me doy mucho asco:

“¡Mírame!: Quién me va a querer, si parezco un espantajo”.
“...ándate con ojo, monina, que cualquier día te rajo,
o te quedo empotrá en la cuneta: Esta tarde quiero treinta euros...”
“Como si fuera eso tan fácil”, –me digo.
Luego, cojo el bolso y me largo
con mi amargura a cuesta, y, en caza de clientes, pienso:
“Nunca me quiso mi madre; mi padre... vete a saber quien sería,
y lo único que la debo a esta gente es un simple consejo:
no te fíes de los hombres, que te la lían.
Y mira cómo me hallo: con los treinta euros.
Si se los doy, al golfo, mis hijos se quedan sin comer:
“Ándate con ojo monina...” –Si fuera eso cierto, ¡qué liberación!
Lo malo, es que, si no me vendo,
al final, lo pagarán caro, mis hijos.

JUAN MANUEL DEL POZO JIMÉNEZ, Mérida, Extremadura



EL VIENTO QUE NUNCA CESA 

Silban las balas del odio;
huye el viento de costado;
y vuelan de esquina a esquina
las hojas rotas de un árbol.
Crece el silencio en las calles;
alzan su voz los poblados;
y entonan a coro un réquiem
las estrellas y los pájaros.

Sentados en el umbral
de un repugnante fracaso,
se hacinan por mil los gritos
con una cruz en los brazos
aguardando la llegada
de María del Rosario,
de Yanira y Adriana
de doce y de quince años,
de Enedina y Guadalupe,
de las niñas Alvarado,
y de cientos de mujeres
con la vida bajo el brazo
que salieron de mañana
a laborar en los campos,
sin saber que las pistolas
tiraban de los arados
resembrando, surco a surco,
semillas de camposanto.

A orillas de la pobreza
y ultrajadas en los antros,
fueron el punto de mira,
por su inocencia y su encanto,
y elegidas como víctimas
de impunes asesinatos.

¡Mujeres, mil, de Juárez!…
¡Regad las cruces con nardos
y ofreced el sufrimiento
para acallar a los “machos”
que rellenaron de muertos
los sitios de Lote Bravo
y del Campo Algodonero
con su valor depravado!

… Que el viento que nunca cesa
soplará limpio y solano.

JOAQUIN GÓMEZ, Mérida, Extremadura

Chiiiiiiiiiiiiiiiiiiis

El silencio lleva consigo su eco.

¿Lo oyes?
¿Se oye? (mano en el oído dcho.).
¿Se oye? (mano en el oído izqdo.).
¿Lo oyes tú? (Dirigiéndome a un espectador).
¿Lo oís vosotros? (Diriéndome a todos)


*********

Estoy hablando por los codos.

¡Y no les hago caso!

Cuando acabe de leer esto,
pondré oído a los codos.

estoy hablando por los codos.

FRANCISCA QUINTANA VEGA, Mérida, Extremadura

¡Abre tus alas, Ciudad Juárez! 

Remontando…
liberadas tus alas
del oscuro fangal de la violencia.
Aferrada…
a la valiente luz
del ancestral emblema de tu espíritu.
Huyendo…
de la impotencia vil,
del indecible dolor, de la barbarie.
¡Oh Ciudad Juárez…!
Venerable amalgama de culturas y orgullos…
ave fénix es tu añejo tesón, ante mis ojos.
Agonizan, al fin,
los mezquinos gusanos que engulleron
la esencia elemental de tus principios,
y las plagas
de hambrientos saltamontes
que violaron la quieta plenitud de la cosecha.
¡Oh Ciudad Juárez…!
Aún abiertos
los surcos malheridos de las almas.
Inextinguible
el grito desgarrado
de erectas cruces rosas, que reclaman .
Quedan frentes
en pro de la igualdad y los derechos.
Es por eso,
que desde el otro lado de las aguas,
desde esta Extremadura hermana y madre,
alzamos nuestra voz y te pedimos:
¡Abre tus alas, y vuela, Ciudad Juárez! 

22 de agosto de 2014.

CRISTINA JOANDÓ SEIDEL, Mérida, Extremadura

GOLPEA LA SANGRE
QUEBRANDO LAS BÓVEDAS DE LAS FAMILIAS
FLANQUEA EL AIRE EL ESPACIO ATERIDO DE CADA DOLOR
CAEN LAS MUJERES : A TROMPICONES, ABIERTAS, DESGARRADAS, "PATAS ARRIBA"
MUEREN ESAS DAMAS SIN APENAS MUERTE.

VENCIDAS, CAUTIVAS Y DERROTADAS
COMO FLORES AGOSTADAS
SIN MUSGO, RAIZ O TIERRA
HOJAS SECAS...
MUJERES BELLAS, ANODINAS, LIBRES, AMAÑADAS
MUJERES ROTAS
MUJERES LATIENDO BAJO UNA INCESANTE LLUVIA DE MIEDO
UN MIEDO QUE NO SE EQUIVOCA.

DESGARRO MI CORAZÓN Y LO ESTAMPO AL SUELO
LO REVUELVO ENTRE ELLAS
EN EL ESPACIO TRIANGULAR DONDE EL PÁNICO COBRA SENTIDO.

¿SABRÁN LOS DIOSES, LOS MÚLTIPLES DIOSES DE ESE PROMETIDO PARAÍSO INCIERTO,
PORQUE SON LACERADAS HASTA EL EXTERMINIO?

ANTONIO ORIHUELA, Moguer, Andalucía


 EN EL PAÍS DE LOS AHORITAS 



En el país de los ahoritas
hay un mundo subterráneo
poblado por subalternos, obreros,
cholos que solo tienen diez pesos
para ir y volver a casa.

Los ahoritas comen bajo tierra,
duermen bajo tierra,
escuchan música, leen bajo tierra,
se peinan, se pintan los labios,
se besan y tal vez hagan el amor bajo tierra.

Los ahoritas, para animarse,
antes de salir de debajo de tierra dicen:
¿Qué onda güey?
Muy padre, ándale.
Porque el mundo exterior
es un hervidero de puestos de comida
y plásticos azules y amarillos
donde los ahoritas cocinan tortas de maíz
con carne de cualquier cosa muerta
y limón,
y chile,
y una grasa que se puede cortar en el aire
y una contaminación que se puede cortar en el aire
y una pobreza que asoma solo por contraste con los ricos
que nunca bajaron hasta aquí.

Sin embargo, en el mundo subterráneo
no hay diferencias de clases,
allí todos son pobres,
por cada rico que sale en las revistas del corazón
hay cuatro millones de pobres
que solo saldrán en los periódicos
como cadáveres o chicas desnudas,

Guadalupe y mafias,
sexo y muerte,
chamba y chingadera,
esas son las únicas verdades
en las que creen los ahoritas,

y, sin embargo, es hermoso el país de los ahoritas.
Con todo, yo amo ese país.

ANA Mª CASTILLO MORENO, Mérida, Extremadura


HUELLAS HERIDAS 


Porque hay huellas que duelen,
que pesan en los pies
y en el aire se quiebran
como tristes arroyos
que no reflejan vida.
Porque, a veces, el llanto
os ahoga el aliento
y los sueños naufragan
en el lienzo plomizo
de una tarde cualquiera,
os prestaré mi voz,
las palabras que brotan
de esta tinta insumisa,
casi insolente.

A esos labios lacrados
por el miedo,
a vuestras huellas torpes
donde la paz aguarda,
les cedo hoy mi voz.

HORTENSIA CARRASCO, Ecatepec, Estado de México

Poema XVI 


Un vaho áspero mancha el aire
golpea con ronco pasar cualquier objeto
cierta dejadez se observa en las fachadas
en un alambrado revolotean trizas de un plástico.
El transcurrir chilla
como un trozo de leña ante el castigo de la lumbre.
Todo es austero.
Un perro se ocupa de recoger sus propios vahos
necios vapores que se aferran a su pelo.
Nada es cálido.
Ninguna mano llega a deshelar tanta tristeza.
Existe una furia de mangas agitadas
que reside en la garganta
como un monstruo en espera de que llegue lo terrible.
¿Qué es lo terrible?
¿Los ojos de un infante sumergido en una zanja?
¿La cabeza inflamada que abandonan los sicarios?
¿El único cabello de muchacha encontrado en el desierto?
Y si lo terrible es un fardo
del que cuelga lo entrañable
lo hecho con la falsa agonía de lo malvado
un viejo maloliente que se deshace en un retrete
o la sirena que ensordeció a los marineros.
Algo nos falta.
La acumulación de lo miserable hincha las casas
interfiere en cada forma humana
estruja pelos alborota entrañas.
Por eso nos amurallamos
y dejamos que las bardas nos escondan
nos custodien y devoren con sus fauces de tabique.
Y sigue hirviendo la violencia
porque siempre hay un malintencionado
que no ha de servirla simple ni desguarnecida.
Algo se escucha.
Debe ser el frío que viene a pellizcar cerrojos
a entumecer las puertas.

MELISSA NUNGARAY, Ecatepec, Estado de México



Me piden que hable, no puedo decir, no me lo permiten. 
 No entiendo mi lenguaje donde las aves intercambian sus picos,
corrompen sus alas y muerden sus ojos,
sigo pero siempre caigo en plumas volátiles de sangre
estampadas en la piel, se unen en las venas.
No puedo alejar lo que me hizo nacer en este siglo,
no sé como volver a este cuerpo
hay luces que me impiden entrar.
Desecho las palabras de este organismo
siguiendo el ciclo ancestral de la poesía,
que es la vida advirtiéndome de las horas
que cantan el arte de las sombras.
Tan apegada a la cueva que separa mis trozos
de brazos que aún me quedan en la tierra.
No puedo saber el principio de mis palabras,
cansada y a la vez satisfecha de mis pasos
alzo mi negra y oculta voz
y entierro mi cuerpo.