Desde el 1 DE SEPTIEMBRE DE 2012 hemos venido celebrando en numerosos pueblos y ciudades del planeta, las lecturas solidarias "ESCRITORES POR CIUDAD JUÁREZ".

Estas lecturas están convocadas en solidaridad con Ciudad Juárez, en representación de todo el pueblo de México y por extensión de cualquier otro rincón del planeta donde el miedo, consecuencia última de la violencia, es utilizado para imponer la voluntad y los intereses de los grupos de poder sobre los derechos y la dignidad de los pueblos y los ciudadanos.

En nombre del colectivo Escritores por Ciudad Juárez continuamos con esta llamada a la solidaridad y la movilización. Quienes lo deseen pueden remitirnos sus poemas o textos, alusivos al conflicto que padece Ciudad Juárez, que serán colgados en este blog y posteriormente utilizados en cuantos proyectos y publicaciones decidan los organizadores de las lecturas solidarias. Las colaboraciones serán colgadas como entradas, con el nombre del autor o autora, junto al nombre de la ciudad de donde nos escriben. Y cada nueva colaboración del mismo autor o autora será añadida a la primera de sus colaboraciones.

Dirección de contacto: poemasporciudadjuarez@hotmail.es

jueves, 16 de agosto de 2012

MARCOS ALONSO, Agüimes, Canarias

Nos quedará el aire

Y después …
nos quedará el aire,
un desierto de silencios,
las palabras enterradas en la piel,
noches tibias adormecidas
que se esparcen en la memoria exiliada.

Nos quedará el eco y sus palabras,
el susurro de las conciencias,
que mecen el recuerdo envenenado en la rabia
y crecen echando raíces entre las malas hierbas.

Nos quedará un mar de cenizas,
lágrimas que hieren los horizontes,
donde se ahogan las madres ciegas de las cosas
cuando la tempestad amaina y ya no hay regreso.

Nos quedará un día,
un instante que permanece,
una imagen de una mujer desnuda,
una mirada limpia y penetrante
que busca en el interior de la gente
y remueve el fango miserable.

Nos quedará las manos vacías,
el espejo agrietado que rememora,
una concavidad donde cobijarnos
y acunar la desesperanza.
Nos quedará el aire,
frío y distante,
como cristales rotos,
 manchados de sangre,
un espacio irredento
donde conquistar los sueños.

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